Definir tu target es casi el primer paso no sólo de una estrategia de márketing, sino de la puesta en marcha de una empresa. Las claves para definir quién es tu cliente ideal te las ofrecemos en este artículo. El target es el público al que te tienes que dirigir, aquel que finalmente se va a transformar en cliente. Y fíjate bien que no empleo el verbo querer sino tener porque, aunque tu idea inicial se centre en un perfil concreto, las circunstancias del mercado, la moda, la economía o incluso la competencia, te pueden obligar a enfocar tu negocio a otro perfil completamente distinto, si quieres conseguir el último fin de todas las marcas, que no es otro que vender.
En definitiva, que el target debe estar muy claro en la puesta en marca del proyecto porque si el error viene de origen, es muy probable que los resultados no sean todo los satisfactorios que esperabas a la hora de la conversión, después de invertir en marketing.
CÓMO CONSEGUIMOS DEFINIR A NUESTRO CLIENTE
Para una correcta definición de tus clientes debes saltar la barrera y situarte al otro lado del mercado, no como vendedor de un producto o servicio sino como consumidor o prosumidor, aquel que basa sus compras en lo que encuentra en redes sociales. Te será mucho más fácil conectar así con tu público.
¿Cómo segmentamos? Empecemos por tener cuenta una serie de parámetros para ir agrupando características de nuestro potencial cliente:
La EDAD es un factor clave. Este es uno de los puntos de análisis en los que puedes comprobar muy claramente que la definición de tu target (a quién va dirigido tu mensaje) no tiene por qué coincidir con tu consumidor final. En este sentido, está muy claro que si la franja de edad de tu consumidor es de 0-5 años el comprador o la persona a la que tienes que convencer con tus campañas de marketing es al adulto que va a adquirir la cuna de viaje, el biberón o el servicio de guardería. Serán sus progenitores, abuelos o cuidadores los que deberán terminar convencidos con tus mensajes, seguir tu marca y engancharse a ella. Por tanto, primera clasificación por edad, si son niños, adolescentes, jóvenes, adultos o ancianos (a los que también sus hijos pueden comprar los productos).
Si se trata de un producto orientado sólo a mujeres o únicamente para hombres el SEXO podría también ser determinante, aunque en caso de los servicios el destinatario suele ser de ambos sexos.
El NIVEL SOCIOECONÓMICO. Si se trata de un producto costoso, tu target estará situado en comunidades acordes a su estilo de vida y consumirá otros objetos similares a éste, mientras que si es algo asequible para cualquier economía se extiende a un público más amplio. Piensa quién estaría dispuesto a gastar su dinero en tu producto, porque si se trata de un artículo de lujo tú tendrás que convertirlo en necesidad para el cliente o al menos en algo que le puede hacer mucho más feliz.
En lo referente al MODO DE VIDA son muchos los valores a tener en cuenta y cuantos más analicemos, con mayor precisión podremos concretar el target. Es importante saber si queremos que nuestra marca la consuman personas con estudios, que tengan o no trabajo, sean deportistas, viajen, etc. Si se siente atraído por otros determinados servicios éstos pueden encontrarse en el mismo camino que el de tu empresa. Si tiene aficiones o estilos que se puedan ver complementados con tu marca. Te será muy útil saber que hace para apuntar directamente hacia sus gustos e impactar más con tus campañas.
Ubicación GEOGRÁFICA. Como te comentaba al principio de este artículo, querer abarcar un mercado demasiado amplio, si estás empezando, puede ser un camino equivocado. Si eres una startup céntrate primero en tu zona más cercana y ve extendiendo la red de manera paulatina hasta alcanzar el reto que te hayas marcado. Eso también te dará la posibilidad de conocer mejor a tus clientes y generarles cierta confianza. El lugar donde están ubicados tus compradores es esencial en el lenguaje y el formato de tus campañas. En caso de que te encuentres en una fase de externalización de tu empresa, es obvio que no es lo mismo dirigirse a un público español que a uno alemán o uno chino, ya que son modos de vida, costumbres y lenguajes completamente diferentes (y no nos referimos al idoma, claro está).
Estudia a la COMPETENCIA. Comprueba también qué está ofreciendo tu competencia y cuáles son sus principales clientes, para analizar en qué acierta, realizando estrategias parecidas pero siempre aportando tu sello particular que ofrezca un toque distintivo a tu marca.
Podrían tenerse infinidad de variables a la hora de precisar con mayor determinación el target, lo que sería más beneficioso y productivo cuando quieras apuntar más directamente hacia tu cliente. Hoy nos lo permiten muchas de las estrategias de marketing en la red: segmentar por profesiones, comunidades, aficiones, trabajos, etc . Cuanto más sepamos del consumidor más fácil nos será llegar a él, conquistarle y finalmente lograr nuestro objetivo que es vender nuestro producto y hacer negocio. Nuestra marca se enfrenta al mercado en la lucha por conquistar al cliente, por ello definir el target y conocerlo bien es fundamental.
Si consigues definir bien cuál es tu cliente perfecto, tu estrategia no se andará por las ramas e irá directa al grano, cosechando así más éxitos para tu empresa. Y recuerda también que el target no es un grupo cerrado, como tampoco lo es tu servicio o producto. Deberá adaptarse al mercado y quizás ir cambiando condicionado por la evolución del mercado, las tendencias de consumo o las modas.
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